Unos fósiles de perezoso gigante, que pesaría unas 5 toneladas, han sido encontrados en Costa Rica y se han datado en unos 9 millones de años de antigüedad. Actualmente, un grupo de paleontólogos trabaja para determinar si se trata de una especie conocida o si, por tanto, se trata de una especie nueva para la ciencia.
Este descubrimiento forma parte de un proyecto que arrancó hace ya 15 años que ha llevado a cabo varios muestreos en varias zonas de Costa Rica. El proyecto, encabezado por Ana Lucía Valerio, coordinadora de la sección de Geología del Museo Nacional de Costa Rica y César Laurito, formador para el trabajo del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) e investigador asociado del Museo Nacional, ha encontrado y analizado más de 2600 huesos pertenecientes a decenas de especies diferentes a lo largo de todas las expediciones realizadas.
“Cuando yo decidí irme por la paleontología, nadie daba un centavo para que aquí apareciera algo. Aventurarse a encontrar mamíferos era impensable. Nos decían ‘ustedes andan buscando huesitos, no tiene mayor importancia’, pero el hallazgo hace que el mundo vuelva a ver y diga ‘aquí está pasando algo, algo que no esperábamos y que está cambiando la visión del intercambio biológico’”, destacó Laurito.
Este descubrimiento deja una incógnita, pues los huesos tienen una antigüedad aproximada de 9 millones de años, pero el istmo de Panamá se formó hace sólo 3,5 millones de años. Teniendo en cuenta que los perezosos gigantes (familia Megatheriidae) no llegaron hasta Norteamérica hasta mucho tiempo después (hace unos 200000 años), estos tuvieron que pasar de alguna forma por este estrecho para llegar a Costa Rica. “Es posible que durante un tiempo existió un paso, un puente de tierra, para que estos animales cruzaran tempranamente. Pudo existir este paso por un período corto de tiempo, pero para la paleontología un período corto de tiempo pudo ser un millón de años”, explicó Laurito.
Entre los restos se ha podido constatar la presencia de al menos tres individuos diferentes, al haber encontrado tres huesos del mismo tipo pero diferente edad en el yacimiento, lo que podría significar que quizás se movían en manadas o familias.
Noticia sacada de LaNación
Los huesos hallados corresponden a perezosos gigantes similares a los de esta imagen, cuya estatura puede fácilmente superar el doble de la de una persona (Franklin Rodríguez) |
Este descubrimiento forma parte de un proyecto que arrancó hace ya 15 años que ha llevado a cabo varios muestreos en varias zonas de Costa Rica. El proyecto, encabezado por Ana Lucía Valerio, coordinadora de la sección de Geología del Museo Nacional de Costa Rica y César Laurito, formador para el trabajo del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) e investigador asociado del Museo Nacional, ha encontrado y analizado más de 2600 huesos pertenecientes a decenas de especies diferentes a lo largo de todas las expediciones realizadas.
“Cuando yo decidí irme por la paleontología, nadie daba un centavo para que aquí apareciera algo. Aventurarse a encontrar mamíferos era impensable. Nos decían ‘ustedes andan buscando huesitos, no tiene mayor importancia’, pero el hallazgo hace que el mundo vuelva a ver y diga ‘aquí está pasando algo, algo que no esperábamos y que está cambiando la visión del intercambio biológico’”, destacó Laurito.
Estos son algunos de los huesos de la mano de un perezoso gigante en comparación con el tamaño de una mano humana (Rafael Pacheco) |
Este descubrimiento deja una incógnita, pues los huesos tienen una antigüedad aproximada de 9 millones de años, pero el istmo de Panamá se formó hace sólo 3,5 millones de años. Teniendo en cuenta que los perezosos gigantes (familia Megatheriidae) no llegaron hasta Norteamérica hasta mucho tiempo después (hace unos 200000 años), estos tuvieron que pasar de alguna forma por este estrecho para llegar a Costa Rica. “Es posible que durante un tiempo existió un paso, un puente de tierra, para que estos animales cruzaran tempranamente. Pudo existir este paso por un período corto de tiempo, pero para la paleontología un período corto de tiempo pudo ser un millón de años”, explicó Laurito.
Entre los restos se ha podido constatar la presencia de al menos tres individuos diferentes, al haber encontrado tres huesos del mismo tipo pero diferente edad en el yacimiento, lo que podría significar que quizás se movían en manadas o familias.
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